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En el mundo no hay crisis del agua, aunque si diversos graves problemas de escasez regional deberian llevar a los agricultores a producir mas con menos agua
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Roma / La Haya, 17 de marzo 2000.- En el futuro, en el mundo tendría que haber agua suficiente como para hacer crecer los alimentos que necesitará una población mundial en expansión. Pero, un número creciente de regiones y países se verá obligado a hacer frente a la escasez de aguas y no estará en grado de producir todos los alimentos necesarios a nivel local. Este ha sido el mensaje pronunciado hoy en el Forum Mundial del Agua que se celebra en La Haya por Louise Fresco, sub-directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

"Puede haber hambrientos y regiones víctimas del hambre incluso en tiempos de prosperidad .No es casualidad que buena parte de los 800 millones de personas que todavía se acuestan con hambre cada noche, viva en zonas donde el agua es escasa o por el contrario, sometidas a inundaciones. Agua y seguridad alimentaria están estrechamente ligadas, el acceso al agua es una de las claves de la seguridad alimentaria", subrayó Fresco.

Para alimentar a una población que se prevé crecerá de los 6.000 millones de hoy a más de 8.000 millones en el 2.030 será necesario un incremento en la producción de cultivos de tierras de riego, dice la FAO. En la actualidad, alrededor del 20 por ciento de las tierras destinadas a la agricultura en los países en desarrollo, es de regadío y de este regadío depende el 40 por ciento de los cultivos que crecen en esos países.

La FAO espera que en un amplio número de países en desarrollo el área de las tierras de regadío siga en aumento hasta el 2030. Si los agricultores aplicasen técnicas avanzadas de aprovechamiento de las aguas para aumentar la eficiencia, calcula la Organización, se podría llegar a un 34 por ciento más de superficie de regadío utilizando sólo un 12 por ciento más de agua. Para llegar a esto, los agricultores tendrían que ser más eficientes y productivos en el uso del agua destinada a la agricultura y aprender a conseguir más cultivos con ese agua. Si se consigue ese objetivo, ninguna grave crisis de agua repercutiría en la producción alimentaria de regadío a nivel mundial, mientras se espera que en el futuro la demanda de agua para regadío antes del 2030 siga disminuyendo al mismo tiempo que disminuye también el crecimiento de la población.

A nivel regional la historia es bastante diferente y experimenta variaciones dramáticas. En Oriente Próximo y en el Norte de Africa, alrededor del 60 por ciento de los recursos de agua disponibles se usa en la actualidad para el regadío, mientras en América Latina este uso alcanza escasamente el uno por ciento.

De los 93 países analizados por la FAO en 1996, 12 usaban ya casi la mitad de sus recursos acuíferos para el riego , una situación que la Organización considera crítica. Otros ocho países sufrían de escasez de aguas y empleaban más del 20 por ciento de sus recursos acuíferos en el regadío.

"El agua es un factor clave en los esfuerzos para erradicar la inseguridad alimentaria y la pobreza rural. Los campesinos deben tener un acceso equitativo al agua y a otros recursos productivos", dijo Fresco. "En particular, dado que las mujeres representan el grupo más vulnerable y que son las responsables de la seguridad alimentaria doméstica, aquellas que trabajan en el regadío deben obtener el acceso al agua y a otros derechos y participar plenamente en el proceso de toma de decisiones".

Muchos países en desarrollo dependen en gran manera del riego. En todas las regiones, excepto en Europa y en Norteamérica, el agua se destina sobretodo a la agricultura; en el mundo entero el porcentaje del empleo del agua para esta finalidad representa casi el 70 por ciento, incluida la destinada al uso doméstico.

Según Fresco el regadío puede contribuir a la seguridad alimentaria mediante su repercusión en el aumento de la producción alimentaria local . Puede ayudar también a los campesinos a mejorar sus ingresos.

"La gestión de técnicas de humedad del suelo en la agricultura que depende de la lluvia pueden aumentar también substancialmente y estabilizar la producción local", afirma Fresco. "La gestión de la sequía puede reducir la vulnerabilidad y aumentar la resistencia de las comunidades rurales en amplias zonas del mundo".

Según Fresco "la seguridad de los derechos al agua y la fijación del coste total de las aguas de riego son esenciales para la sostenibilidad económica del sector del regadío y de las inversiones para un uso cada vez más eficaz del agua". Las políticas reformadoras deberían instar al sector privado a invertir en técnicas de avanzadas de aprovechamiento las aguas, protegiendo al mismo tiempo los derechos de los más pobres asegurándoles un acceso más justo a las aguas".

"La falta de acuerdo entre los países sobre el aprovechamiento de los ríos transfronterizos impide o bloquea el proceso de gestión eficiente de las aguas y su aprovechamiento con criterios de calidad", puntualizó Fresco. "Hay que progresar en materia de acuerdos sobre el uso compartido de recursos de agua limitados".

Fresco agregó que la contaminación provocada por el uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas, sobre todo en los esquemas de riego, puede evitarse en la actualidad mediante la gestión integrada de plaguicidas y nutritivos de las plantas.

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John Riddle
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e-mail: john.riddle@fao.org
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