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El informe anual de la FAO sobre el estado de la agricultura y la alimentacion recuerda las lecciones de los ultimos 50 años
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A PESAR DE LOS PROGRESOS TANGIBLES, EL 13 POR CIENTO DE LA HUMANIDAD ES TODAVIA VICTIMA DEL HAMBRE Y DE SUS MALES DERIVADOS

París, 15 de septiembre 2000 .- Más de 800 millones de personas carecen todavía del acceso a los alimentos que necesitan. Son muchas menos que los 960 millones calculados hace treinta años, pero aún así constituyen una cifra impresionante que representa el 13 por ciento de la población mundial, dice la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en su informe anual "El estado mundial de la agricultura y la alimentación (SOFA 2000)" que se ha dado a conocer hoy durante una conferencia de prensa en el Institut National Agronomique de Paris-Grignon.

La desnutrición se ha reducido, especialmente en los populosos países de Asia. El hambre se desencadena ahora sólo en circunstancias excepcionales, pero Africa sigue siendo un foco de graves preocupaciones en materia de desarrollo, observa el SOFA.

Los últimos 50 años han dejado una herencia de problemas irresueltos, nuevos retos, riesgos e incertidumbre. "Durante mucho tiempo no se ha reconocido la aportación clave de la agricultura al desarrollo económico y social . Por otra parte no se ha prestado al hambre en el mundo la atención constante que merece".

El SOFA sostiene que los últimos años del siglo XX han sido generalmente desfavorables para la agricultura y la alimentación en el mundo. "Muchos países en desarrollo han tenido que enfrentarse a fenómenos atmosféricos adversos poco habituales, además de al negativo impacto económico de la crisis financiera de 1997, a la baja de los precios de diversos de sus principales géneros de exportación, y en algunos casos, a la inestabilidad y los conflictos políticos".

"La discontinuidad del abastecimiento de alimentos, asociada con estos problemas, ha desembocado en graves emergencias alimentarias en un buen número de países - en la actualidad más de 30 - en todo el mundo".

"Las perspectivas de un crecimiento de la productividad como en el pasado se ven ahora obstaculizadas en muchos países por la degradación del terreno, la disminución de los recursos acuíferos y la reducción de las oportunidades de inversión en el riego. Sin embargo, ahora hay pruebas de que la biotecnología puede contribuir de forma substancial a resolver estos problemas, siempre que se tomen las precauciones adecuadas contra las consecuencias negativas".

Cuatro expertos de fama han contribuido al informe de la FAO. Los profesores Marcel Mazoyer (INA-PG), Michal Lipton (Sussex), Robert Evenson (Yale) y Pranab K. Bardhan (Berkeley). En un capítulo especial dedicado a las lecciones de los últimos 50 años, se tocan los siguientes temas: -El impacto socioeconómico de la modernización agrícola; -Seguridad de los alimentos y de la nutrición: porqué interesa la producción alimentaria; -Producción agrícola y productividad en los países en desarrollo; -La economía política en la mitigación de la pobreza y la inseguridad alimentaria.

En su estudio el profesor Mazoyer explica que "la seguridad alimentaria mundial es en primer lugar y ante todo una cuestión de medios de producción ampliamente inadecuados de los campesinos más pobres que no pueden hacer frente a sus necesidades de alimentación … " Es también cuestión de insuficiente poder adquisitivo". Mazoyer deplora la distancia cada vez más grande entre los agricultores tradicionales en pequeña escala y los que se dedican a la agricultura industrial porque si este proceso continuase podría desembocar en situaciones explosivas sea para las poblaciones rurales que para las urbanas.

En el segundo estudio, el profesor Lipton afirma que para las poblaciones expuestas a la inseguridad alimentaria y de escasos ingresos los rendimientos más altos (por hectárea y litro) de los alimentos básicos y, por lo tanto, un aumento del empleo y de los ingresos del trabajo autónomo de los cultivadores serán la clave principal para mejorar la seguridad alimentaria, por lo menos hasta el año 2020". Lipton subraya al mismo tiempo la importancia crucial de una dieta nutricionalmente equilibrada y recuerda los problemas nutricionales de "segunda generación". La obesidad en particular es una amenaza mucho más seria de lo que se cree habitualmente.

El profesor Evenson, en el tercer estudio, recalca que las inversiones son esenciales para el crecimiento de la productividad en la agricultura. Sin embargo "los gobiernos de los países en desarrollo y las organizaciones para el desarrollo no han sido siempre capaces de distinguir entre las inversiones públicas esenciales y productivas y aquellas que no lo son, allí donde el sector privado es la forma más eficiente de organización económica".

En el cuarto estudio, el profesor Bardhan escribe que "la reducción de la pobreza y de la inseguridad alimentaria no es simplemente una cuestión de potenciar la productividad y la producción agrícola o de generar más ingresos: es fundamental hacer frente a los factores institucionales, políticos y económicos que tienden a excluir a individuos y grupos de población del progreso".

Analizando la situación de la seguridad alimentaria en el mundo el informe de la FAO observa que "los conflictos armados y las luchas civiles siguen siendo las causas principales de la inseguridad alimentaria y han provocado pérdidas en la producción agrícola de todos los países en vías de desarrollo, calculadas en 121.000 millones de dólares en los 28 años que van desde 1970 a 1997, un promedio de 4.300 millones por año.

Según el informe, las pérdidas económicas y la discontinuidad del abastecimiento y del acceso a los alimentos provocadas por la guerra y los conflictos civiles pueden ser nefastas, sobre todo en los países de ingresos bajos donde no hay redes de protección social efectivas. La destrucción de los cultivos y del ganado se traduce, en el mejor de los casos, en inseguridad alimentaria y, en el peor, en hambre y muerte", dice el informe de la FAO.

En los últimos 15 años se ha asistido a un gran número de emergencias alimentarias provocadas por factores naturales o debidas a los seres humanos, con un aumento cada vez más grande de éstas últimas. "Mientras los desastres originados por el ser humano contribuyeron solo a un 10 por ciento del total de emergencias en 1984, a finales de 1999 constituyen un factor determinante en más del 50 por ciento de los casos", revela el informe.

"Las pérdidas económicas debidas a los conflictos en los países en vías de desarrollo superaron el total de las ayudas alimentarias a esas naciones en la década de los 80 y de los 90. Durante la entera década, las primeras se cifran en unos 37.000 millones de dólares y las segundas en 29.000 millones".

Un modo de ayudar a los agricultores en los países pobres es ofrecerles facilidades de crédito. El informe observa que el préstamos mediante esquemas de microcrédito aumenta a ritmo "espectacular" en los países en desarrollo. "El número total de cuantos han solicitado crédito aumentó un 50% entre 1998 y 1999 llegando a 21 millones de personas en todo el mundo; de ellas 12 millones viven con menos de un dólar por día".

En los países en desarrollo o en vías de transición, casi 1.200 millones de personas, o alrededor de una de cada cuatro, vive con menos de un dólar al día. La mayoría de esas personas, entre ellas los niños, trabaja largas horas en empleos físicamente agotadores solo para sobrevivir. Recurren al microcrédito porque no pueden tener acceso a las fuentes de crédito regulares.

Junto al SOFA, la FAO ha presentado también un estudio sobre el precio del hambre realizado por el profesor Jan-Louis Arcand (Universidades de Montreal, Canadá y de Auvergne, Francia) en el que analiza el impacto de la desnutrición en el Producto Interno Bruto de los países en desarrollo. El informe dice: "Eliminar o, por lo menos reducir significativamente la pobreza en un país tendrá un impacto importante en el índice de crecimiento de su PIB. Incrementando el aporte de energía diaria a 2.770 kcal por persona en una serie de países donde no se llega a consumir esa cifra, el índice de crecimiento del PIB de esas naciones aumentaría un 0,8 por ciento . Esto da una idea de la magnitud del crecimiento acumulativo de las pérdidas en los países víctimas de la malnutrición", dice Arcand.

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Más información en el web de la FAO: http: //www.fao.org o en el Departamento de Relaciones con los Medios de Comunicación de la FAO (Tel. 0039.06.57052232) o a través de Pierre Antonios (París, celular: 0033-67341600).

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